Durante los años que llevo dictando seminarios sobre crecimiento interno,
me he encontrado con muchas personas que sufren de insomnio. ¡Hay quienes
llevan décadas sin dormir, y ya no dan más!
El insomnio es causado, a menudo, por nuestra incapacidad para desconectarnos
del afuera. Pasamos tanto tiempo con la atención hacia todo lo externo,
centrándonos en las distracciones del mundo, que parece resultarnos imposible
parar. Seguramente ya habrás notado esto cuando sales de vacaciones: puedes
estar en una playa paradisíaca o tener enfrente una impresionante vista
panorámica, rodeado de tanta belleza, tanta perfección, y sin embargo… la mente
continúa con su ruido.
Nos resulta imposible desconectarnos, únicamente para ser, para disfrutar
plenamente la vida tal como es, ahora. Nos hemos acostumbrado tanto a la
planificación, a la preocupación, a la organización, al control, que nos hemos
olvidado de cómo parar. De modo que cuando nos acostamos por la noche, nos
encontramos con que la mente continúa su actividad. El organismo quiere
descansar, pero el intelecto está fuera de control, corriendo carreras consigo
mismo, perdido en un estado permanente de distracción y preocupación.
Así como hemos desarrollado el hábito de la distracción constante, podemos
desarrollar un nuevo hábito: el de estar presentes, el de enfocarnos en la
belleza de este momento. Al principio puede que nos parezca difícil, pero es
únicamente porque nos hemos pasado tanto tiempo haciendo lo contrario. Es
cuestión de ejercitarnos, de hacerlo una y otra vez. Si comenzamos a crear el
hábito de traer nuestra atención a este momento, comenzaremos a ver muy pronto
los resultados.