Me preguntas
por el significado de esta frase con la que nos hemos encontrado tantas veces.
Y bien, no es una condena al mundo sino un llamado a uno mismo, a ser todo lo
que uno realmente es, sin perderse en el mundo, sino dándole.
lunes, 23 de abril
de 2012
Nos habla de una invitación a ser
más, de una permanente evolución como ser humano, de ser la conciencia y
compartir eso a través de lo que uno hace, a través de lo que uno da.
No
se trata de estar en el mundo esperando y tomando de él. Eso es lo que hemos
hecho, afectando todo nuestro entorno. El ecosistema natural nos muestra su
elevado grado de polución como resultado de haber tenido durante tanto tiempo
esta actitud de usarlo, de tomar de él, de usufructuar. Tenemos que ser el amor
dentro de la ilusión de lo temporario. Lo ilusorio es lo que cambia, y cuando
ser el amor es una línea permanente por la que uno fluye y que es naturalmente
abundante, más se da y más se recibe. De este modo, uno actúa desde un lugar
totalmente claro y conciente. De lo contrario, estás a merced de lo caótico.
Y
es por esto que una de las formas clásicas del victimismo es sufrir por lo que
no podemos tener. Nos hemos convertido en expertos encontrando lo que falta y
enfocando nuestra energía en ello: un método infalible para drenar de la vida
toda la felicidad. Cuando la decepción por lo que no se puede tener se
convierte en tu obsesión, opaca la magia y las oportunidades que se presentan
en cada momento.
Lo mismo puede suceder con cualquier parte de la vida que
sintamos que nos falta completar y donde culpamos a nuestra insatisfacción por
algo que no podemos cambiar. Al hacerlo, renunciamos a nuestra capacidad de
encontrar la alegría en todo las cosas maravillosas que la existencia trae.
Repetí
esta dinámica muchas veces en mi vida, y finalmente entendí que mi seguridad no
podía basarse en lo externo, que tenía que cultivar una experiencia interna de
amor-conciencia y encontrar la estabilidad dentro de mí. Así que, finalmente,
fué mi sufrimiento el que me llevó a transformar estos aspectos en una nueva
percepción de la vida. Cuando ya me había cansado de sufrir, finalmente tomé
una nueva decisión.
No fué hasta que abracé la parte necesitada de mi misma
que fuí capaz de aceptar eso en los que me rodeaban. Al abrazar nuestra propia
humanidad, podemos encontrar la belleza en todos los aspectos de la expresión
humana. Los extremos del propio auto-rechazo juegan también en el escenario
mundial. En algunos, el miedo es tan grande que los lleva a la violencia,
mientras que otros matan por miedo a perder a sus seres queridos. Sin embargo,
si aprendemos a abrazar todos los aspectos de nosotros mismos, nuestro
sufrimiento y violencia se disuelven en la frecuencia del amor. Di que sí a tu
ser interior. Amate a ti mismo, abrázate en el amor incondicional, y el mundo
también lo hará.
En los últimos años el trabajo de mi Fundación me ha llevado
a varias prisiones a lo largo de toda América Latina. Algo que me ha impactado
en gran medida durante estas visitas, es el sincero deseo de transformación en
muchos de los internos. Los he oído decir que ahora se dan cuenta de que nunca
fueron libres, incluso antes de la vida en prisión, y que ahora sí están
comenzando a descubrir la libertad interior. Entonces, mi invitación es a que
descubras y realices lo ilimitado en tu interior.
Enfócate en el ideal más
elevado de lo que quieras ser, y permite que el amor desborde desde allí,
llenando todos los aspectos de tu existencia humana, y compartiéndolos en
abundancia. ¡Tu auto-realización estará en el mundo, brillando.
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