He oído
varias veces como algunas personas asocian el ser total, un 100%, el vivir el
momento como algo descuidado, alocado, irresponsable, escapista.
Es obvio que no me refiero a nada
así cuando hablo de ser la totalidad de lo que uno es en cada momento, y es
todo lo contrario, pues si estás muy presente en el momento en el ahora estás
evolucionando más allá de los errores del pasado y creando y floreciendo un
esplendoroso futuro.
Si vivimos cada momento atados al penar de nuestras
faltas cometidas en otros tiempos, estamos abandonando el barco a merced de lo
que suceda, sin llegar nunca al puerto de nuestra realización personal. Eso es
irresponsabilidad.
La vida es un regalo con todo su potencial que
abundantemente nos regala cuando estamos presentes abiertos a recibir y en
acción permanente de dar. La entrega es la cosa más vital que tienes que
aprender, porque es sinónimo de la confianza absoluta, para mi son sinónimos
entrega y rendición, y puedo decir: “me rindo, me entrego, me abro a recibir, a
fluir, confío en mi creación y en cada momento me tengo que enfocar en eso,
rindo mis emociones, rindo mis juicios, rindo todo y luego vuelvo a enfocarme
en la conciencia.
Siempre rindiendo, entregando mi intelecto a mi corazón, la
dualidad a la unidad del amor”. Si digo entrega o rendición no digo darse por
vencido, no es una guerra la vida en la que si me rindo pierdo en manos del
enemigo! no! es lo contrario, si me entrego es que realmente vivo!
No tengo
que pelear, mi corazón no sabe pelear, porque el corazón no tiene nada que
proteger, es infinito y eterno, ama, y así que sigo rindiendo la cabeza al
corazón, yo lo siento como si fuera una reverencia que uno hace a lo más
elevado en lo que uno crea y sienta, a lo supremo, pues en realidad es eso, te
estás rindiendo a la fuente más elevada, que es la divinidad, el amor
incondicional, el amor-conciencia, espíritu o lo que tal vez llames Dios.
Estás
rindiendo la dualidad a la unidad. Entonces uno dice sí y confía, y hace lo
opuesto a lo que siempre he hecho, si siempre pelee para tener razón, para que
las cosas a mi manera, contradiciendo, discutiendo, siendo complicado, ahora en
un sí profundo me torno receptiva, simple a que la vida en mi sea más de lo que
yo puedo ver y hacer, que la vida profundamente libre de ideas me guíe ahora y
me enseñe lo que necesito aprender.
En el sí me torno receptiva, recibo y
doy, el sí en acción, amor incondicional. Claro, me puedes decir que el mundo
lo saca a uno con mucha facilidad, y que es más sencillo decirlo que hacerlo, y
te entiendo. Yo estoy en este mismo mundo, y me perdía en todo lo que el afuera
provocaba u ofrecía.
Me desconectaba y desenfocaba usando mis adicciones de
todo tipo, completamente, hasta que sentí que no podía seguir viviendo así.
Cuando llegas a sentir eso, ya uno no se puede seguir escapando de sí, sino que
tiene que tomar responsabilidad y sentir lo guardado y que va sanando, los
pesares, los miedos y en el momento que lo haces, experimentas que se expande
el amor internamente y todo va acomodándose para poder estar alineado en ese
amor, en paz y en dicha con la vida, esto es lo que yo experimenté.
Comenzarás
a ver con claridad, y ver que era solo estrés, que al moverlo, canalizarlo en
la expresión, en vaciar su carga, lo limpias y deja ver en una expansión la
verdad del amor, porque desaparece el juicio, y sientes y esa experiencia se
expande más, y de hecho empiezas a buscar sentir lo que te perturba para
movilizarlo responsablemente, porque uno quiere sentirse bien y libre de la
carga.
Poco a poco, comienzas a darte cuenta de eso, estas dispuesto sentir
lo que sea, moverlo y luego te anclas de nuevo en la experiencia interna de
amor-conciencia. Intenta y ya me contarás.
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