Parece tan simple
decirlo pero difícil de hacerlo, nuestro ojo crítico y entrenamiento automático
a ver lo que está mal actúa de inmediato y tiñe el momento con su percepción.
Pero voy a invitarte a imaginar
que estás a los pies del Aconcagua, la montaña más alta de la Cordillera de los
Andes.
Aconcagua significa"centinela de
piedra" en lengua quechua y
la montaña se erige como un bello ejemplo de la
conquista de los temores de la
mente.
Para llegar hasta la cima de la montaña,
debes elevarte por encima de tus
miedos y centrarte en la apreciación y la
alegría. Entonces podrás ver el
mundo desde un punto de vista trascendente,
celebrando la exuberante belleza
que está frente a ti. Sin embargo, para poder
llegar a la cima, tienes que
hacer el camino un paso a la vez.
Si estás
obsesionado con llegar a la
cumbre, no verás las flores que yacen a tus pies.
Puedes ir saltando por sobre las
margaritas y pasar a través de los rebaños de
cabras que están pastando en la
montaña (como Julie Andrews en La Novicia
Rebelde), o caminar a lo largo
del sendero solemnemente hacia tu meta sin
darte cuenta de la belleza a tu
alrededor.
En realidad, cada paso es el
camino: el amor, la alegría, la
abundancia que estamos viviendo aquí y ahora.
Tal vez
puedas aplicar esto en tu viaje a través del resto de tu vida, enfócate en la
alegría que esta siempre a tu alrededor. Te encontrarás con que has llegado a
tu meta sin esfuerzo y llego de regocijo.
Claro que tenemos formas que a
veces aplicamos fuera de contexto, utilizamos nuestro intelecto extremadamente
en situaciones que no competen al análisis, entonces si emprendes una
experiencia nueva desde el sentir, receptiva, no analices.
Acaso, cuando
estás viendo una película, acaso te preguntas ¿cómo llegó la imagen a la
pantalla de tu televisión, de que satélite está rebotando, como los millones de
píxeles individuales se combinaron para crear todos los colores diferentes? No
- eso haría que la película fuera realmente aburrida!
¿Entonces por qué es
que no podemos mirar a la vida de la misma manera, inocentemente abrazando la
maravilla y el misterio, el próximo capítulo inesperado a la vuelta de la
esquina? ¿Por qué estamos siempre analizando y desmenuzando todo? El análisis
nos deja empantanados en la densidad y complejidad, mientras que el
amor-conciencia es todo lo contrario: es simple, liviano y alegre. Nos abre al
cambio, mientras que el análisis crea una mayor rigidez e inercia.
Intenta
atestiguar tu vida en vez de obsesionarte con los por qué. ¿Y si no hubiera por
qué? ¿Y si sólo fuera lo que es y lo único que necesitaras hacer fuera
simplemente ser? Si pones demasiado empeño en entender, sólo terminarás más
confundido! En vez, intenta ser más liviano, más inocente. Comenzarás a
entender las cosas desde un espacio más profundo, más allá de las dudas y las
incertidumbres que inevitablemente acompañan el razonamiento del intelecto.
A
través del tiempo, la gente ha utilizado las prácticas diversas para ayudarles
a trascender el sufrimiento y descubrir la paz interior. Lo importante es que
vayas hacia adentro, conectándote internamente y el uso de cualquier práctica
permitirá que sea mucho más fácil hacerlo. Dedicar tiempo a la práctica
diariamente dará lugar a un mayor auto-conocimiento y auto-confianza.
La
práctica de introspección puede tener un número infinito de formas, desde la
oración, la meditación, los cánticos, asanas de yoga, vipassana, el tai chi,
hasta llevar un diario escrito. Yo recomiendo mi Sistema y sus facetas, porque
es lo que yo usé en mi propio viaje interior. Lo que sea que uses en este
sentido, será una excelente herramienta para ir más allá de la superficie de la
mente. Incluso la mera contemplación de la naturaleza, de tu respirar, del
latido de tu corazón. Dentro tuyo está todo.
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario