Cada vez que
miro a mi vida con un no, o con una idea mejor de cómo las cosas deberían ser,
estoy rechazando la vida. Como no puedo controlar el juego, no jugaré. No puedo
entender, así que no aceptaré.
Así de
extremo llega a ser la obsesión de un intelecto miedoso; sus complicaciones
drenan la alegría de la vida. Hacemos esto automáticamente, nunca nos hemos
planteado no tener ideas preconcebidas, es inaudito para nuestro intelecto e
inteligencia.
Pero, ¿que tal si por un momento damos permiso al experimentar
lo que es sin anteponer una idea de como tendría que ser? ¿Cómo puedes pasar de
ser una víctima a un creador? Enfocándote en la conciencia, en la profundidad
silenciosa que yace dentro de todos nosotros, hasta convertirte en una mente
sin pensamientos. ¿Por qué? No hay un por qué. Simplemente es.
Cuando notas
que estás resistiendo lo que es, pensando que algo podría ser mejor en este
momento o que algo es injusto, déjalo ir. Recuerda que cuando fluyes, cuando te
entregas, estás vibrando con lo que todo es. Cuando estás luchando, estás
siendo un niño resentido que no quiere tomar responsabilidad.
Por favor,
entiende que no estoy sugiriéndote que intelectualmente te convenzas de que no
eres una víctima. Por el contrario: si te sientes como una víctima en cualquier
área de tu vida, permítete sentirlo. Abraza a tu víctima interna. Ama a tu
víctima interna. No te liberarás de ella rechazándola ni juzgándola. Siente las
emociones que la victimización te provoca: la tristeza, la ira, el
resentimiento. Grita en una almohada. Llora. Pégale al colchón.
Lo que te
venga en forma natural. Abraza a tu víctima interna y pronto aprenderás a ver
más allá de ella. A medida que las emociones acumuladas se liberan, la actitud
de víctima pierde su carga y pronto desaparecerá. De esta manera una claridad
se abrirá y verás los pasos a dar que te llevan a ser más, a crear lo que
realmente quieres, a emerger de donde te sentías estancada, ya que estás
liberando aquellas emociones y culpas negadas.
De esta manera, podrás asumir
la responsabilidad por tu propia vida siendo una creadora. La víctima ve la
responsabilidad como algo incómodo, como una tarea: es mucho más fácil culpar a
alguien más por mi propio descontento. En realidad, no es tan fácil:
simplemente quita la decisión de dejar de sufrir de tus manos. Hasta que no
tomes la responsabilidad de tu propia felicidad, seguirás siendo un esclavo de
tu entorno. Cuando finalmente lo hagas, encontrarás la libertad verdadera.
Solemos
pensar que la libertad significa poder hacer lo que queramos y poder ir a donde
queramos. Sin embargo, esta definición de la libertad pasa por alto el hecho de
que la persona que más nos controla y juzga es uno mismo. La verdadera libertad
no es algo que otro te pueda dar ni quitar: sólo nosotros tenemos ese poder.
La
libertad es auto-aceptación. Se trata de permitirte ser, dejando de lado la
necesidad desesperada de aprobación que nos hace adoptar normas sociales tan
incómodas, con tal de encajar. La aprobación externa nunca será suficiente
mientras sigamos necesitándola, debido a una simple verdad: no nos aprobamos a
nosotros mismos.
Por eso, tratamos a que otros lo hagan por nosotros. Pero
tratar de sustituir con la aprobación externa la falta de amor a uno mismo, es
como aumentar el volumen de la televisión para ahogar el llanto de un bebé -
una distracción que no hace nada para enmendar la situación.
La verdadera
libertad es liberarse del victimismo. Se trata de asumir la responsabilidad por
quien eres, abrazándote y confiando en tu propia voz interior.
Recuerda, yo
no quiero que intentes emular estas formas de comportamiento si no es lo que
sientes. No niegues tu propia percepción para encajar en una idea respecto a la
"manera correcta de comportarse"; en cambio, expande tu conciencia y
naturalmente adoptarás las acciones de un creador.
En última instancia, ser responsable
significa tomar responsabilidad por uno mismo y por lo que elegimos en cada
momento, por lo que decide ser en cada respuesta, en cada sentir, en cada
actuar. Una invitación válida de experimentar.
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