Tal como les
decía la semana pasada, el intelecto es una parte esencial de la experiencia
humana, una parte necesaria para la vivencia de esta dualidad, pero en realidad
no tiene nada que ver con la grandeza y verdad de quienes realmente somos.
El ser capaces de ver esto – ser
capaces de ver a través de los trucos del intelecto siempre en fricción, en
dualidad , poder abrazar la conciencia, la voz y guía del corazón que nos habla
de unidad– corresponde a la visión de una persona que abraza momento a momento
su más elevado punto de evolución permanente como ser humano.
Hasta ahora ha
predominado el control de la mente en nuestras vidas, y vuelvo a aclarar, no es
que no lo valore, es que no puede ser lo único. El corazón es la guía, es la
brújula, da la dirección.
Imagina que es como si tu cerebro fuera un
reproductor de DVD y tú quieres apretar el botón para que lo adelante rápido.
Pero no se trata de eso, y en realidad no es así, pues primero hay que soltar
la idea que uno tiene de sí mismo o contra sí mismo: la idea de que hay algo
malo o defectuoso con uno.
En realidad es abrirse a ver que no hay nada malo
con uno, que uno está siendo perfectamente humano, con una experiencia de
polaridad, extrema, dual, y que de pronto decide transformarse en conciencia,
en amor-conciencia, y entonces uno logra eso, ser la conciencia, ser consciente
de sí mismo, y comienza a verse con claridad, a decidir lo que le gusta y lo que
no, y entonces comienza a enfocarse en cambiar.
Y es en ese momento que uno
decide sanar esto, y esto otro, y luego viene otra cosa, y algo más sucede..
Uno lo mira, lo ve y toma una nueva decisión.. Pero en realidad, ¡es un juego!
Uno va cambiando cuando ve o siente algo, es una fuerza interna que te moviliza
a evolucionar, a ser más, y por momentos parecerá que no cambia nada, y luego
uno da otro salto.
Cuando se escala hacia la cima de la montaña, se va
mirando cada paso que se da, vas disfrutando cada paso y disfrutando el
paisaje, ¿no? Observas una flor, una piedra, o te maravilla la vista, el
panorama, ¿no es así?…¿O acaso vas a subir la montaña como enceguecido..?:
”¡Tengo que llegar a la cima de la montaña, tengo que llegar a la cima, tengo
que llegar a la cima, tengo que llegar a la cima!” Y cuando llegas a la cima:
“¡Ah llegué, SIIII , por fin estoy en la cima! Ahora tengo que bajar.”El
corazón siempre habla desde un lugar de alegría.
Si hay conflicto y
confusión, sabrás que ese es el juego del intelecto. Dondequiera que dudo de
mí, dondequiera que no me estoy amando, dondequiera que estoy siendo sacado
fuera del poder del momento, ése es el juego del intelecto.
Entonces, escucha
siempre a tu corazón.
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