El verdadero
sentido de la vida lo encontramos en nuestro interior, nos habla suave, al
punto que a veces no lo podemos escuchar: lo externo hace mucho más ruido y te
lleva hacia otro lugar.
Hay quienes se sienten como fantasmas deambulando
por la vida, como si no existieran, sin encajar en ningún lugar. Hay quienes
han perdido la voluntad de vivir por no encontrar el “para qué”, por no
encontrar un sentido. Otros que, por no sentirse amados y no poder compartirlo,
simplemente se van dejando llevar por un río que los revuelca. Estas tres
descripciones las he tomado de personas que asisten a mis eventos y están en
este punto, y la única pregunta que les resuena es: “¿para qué?”.
Difícilmente se pueda encontrar la respuesta si no
se está presente con uno mismo y si se está muy protegido, como si se viviera
con una armadura y en contacto únicamente con el propio sufrimiento. Tenemos
que aprender a estar bien anclados y atentos, presentes en nuestro cuerpo, para
poder amarnos en todos los aspectos.
Si uno se siente distante, aislado, como si
estuviera mirando la vida pasar, tiene que comenzar a familiarizarse con la
conciencia, pues siempre está anclada y presente, es apasionada, siempre está
dando, siempre jugando el juego de vivir, en lugar de mirarlo como un
espectador insatisfecho. De modo que si quieres experimentar algo diferente,
haz algo radicalmente diferente: entra en tu cuerpo y comienza a encontrar el
amor dentro de ti. Encuentra el amor y seguramente si miras más allá de ese
sufrimiento, encontrarás muchas formas diferentes de comenzar a experimentar y
explorar esto. Entonces se transforma en un nuevo comienzo y en una gran
posibilidad.
Cuando uno llega a este punto, que es como el fondo
más profundo que uno puede tocar, solo tiene una opción: CAMBIAR. Cuando se
siente que no se quiere vivir, es que no se quiere vivir más de la manera en la
que se estaba viviendo hasta ahora. Y eso te da la oportunidad de realmente
hacer una transformación profunda. Muy a menudo es como el ave fénix que emerge
de las cenizas porque ya ha tenido suficiente. Yo por mi parte llegué a ese
punto, y la mayoría de los seres humanos llegan a ese punto. Si la vida sigue
así, sólo me está mostrando que tengo que cambiar, y nuestra naturaleza es
cambiar, ya que así es como uno retorna o encuentra quien realmente es.
Obviamente si tú estás aquí leyendo esto, tienes
ese deseo interno, si no fuera así estarías interesado en otros temas. No te
enfoques en esa sensación de insatisfacción, tómalo como una señal de que
necesitas enfocarte en el amor, en la transformación, y te vas a sorprender por
lo rápido que vas a cambiar, ya que una vez que te transformas en el amor, en
la dicha, en la paz, una vez que comienzas a encontrar la plenitud interior,
despertarás feliz, sin motivo alguno. No hay sufrimiento que no pueda ser
superado a través de la transformación, expandiendo la conciencia. Entonces,
abraza este sentir, expresa este sentir, pero enfócate en la evolución.
Recuerda que, en realidad, nunca se trata de lo
externo. Nosotros somos seres humanos: nos comunicamos, nos relacionamos, pero
nuestra plenitud proviene de la experiencia interna, no es algo que nos puedan
dar o que podamos comprar. Puede que estés rodeado de un millón de personas,
puedes ser adorado por un millón de personas, puedes ser Marilyn Monroe, y sin
embargo sentirte totalmente miserable porque no te estás amando a ti mismo. En
realidad no importa cuántas personas te amen, cuán hermosa seas, no importa lo
que sea que seas. Si tú no te estás amando a ti mismo, sentirás un vacío desde
el cual no tienes nada para dar. Si no estás experimentando el amor, no se
puede realmente dar amor.
Así descubrirás que el secreto de la vida es el
crear, el evolucionar, el jugar, el amar, el tener una experiencia de dualidad,
porque en realidad, tú ya eres aquello que estás buscando. Esa es la ironía de
la vida, por eso el Buddha se ríe, porque él sabe: “Ah, yo me estaba buscando a
mí mismo, solo tenía que ser yo mismo, solo tenía que amarme a mí y estar
presente conmigo”. Y descubrirás, cuando despiertes de este sueño de vacío,
dolor y pesar, que también tú reirás. Y después te darás cuenta que tú ya eras
eso, que eras y eres el amor, que no hay nada más que amor, y que jamás hiciste
algo mal, que sólo estabas teniendo una experiencia. Eso es lo que experimenté
yo cuando me encontré realmente y comencé a amarme y a vibrar en el
amor-conciencia. Y verás que a través de esta transformación podrás tener una
experiencia basada en dicha, en abundancia, y de verdad disfrutar esta
experiencia humana en lugar de andar asustada o sufriendo, sin querer estar
aquí. Luego comenzarás a experimentarte en todo, comenzarás a decir “SI” a la
gran aventura, en lugar de activar todas las protecciones y sentir que todo es
demasiado.
Tal vez al leer esto tu intelecto, acostumbrado a
lo viejo, a tu penuria, te diga, con una vocecita que suena perturbada: “Esto
no puede ser real, esto sólo le pasa a ella, pero no se puede, de estar mal,
llegar a sentir este estar bien, debe ser una fantasía o un truco para que yo
use su método”. Ja, ja, ¿verdad? Recuerda, esa voz no eres tú, no es tu verdad,
está motivada por impulsos y huellas que han dejado una serie de experiencias
que te llevaron a sentir de esa vieja manera, principalmente porque crees que
tú eres tu pensamiento. Descubrirás que eres mucho más que eso y encontrarás la
fuente infinita del amor en tu corazón, en esa profunda experiencia de paz, una
paz que vibra en dicha por el solo hecho de que eres un ser humano, y por ese
solo hecho, ya tienes todo lo que necesitas para que esta experiencia sea tu
realidad.
Hasta la próxima semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario