El perdón es una idea de la mente. Pero si yo
quisiera ponerlo en el marco y términos de la conciencia, hablaría de soltar el
resentimiento, pues nutrirlo constantemente recordando y re-sintiendo lo
sucedido en el pasado, es lo que nos mantiene en una prisión interna que
emocionalmente nos envenena y a menudo físicamente nos enferma.
Sucede que si
yo no suelto algo externo no puedo abrazar ni amar ese lugar, y entonces
lo transformo en algo separado de mí, y me sitúo en un lugar donde soy yo quien
me siento separada, y entonces, ¿a quién lastimo? en realidad, solo me
estoy lastimando a mí misma.
En realidad
lo externo no está separado de nada, es una parte de uno mismo a la que uno no
está pudiendo amar, porque uno se siente víctima de ello, y eso produce
sufrimiento.
También puede
suceder que tú le hiciste algo a alguien y no te perdonas, y entonces sigues
sufriendo y castigándote por dentro. En ninguno de los dos casos estás
tomando responsabilidad por lo elegido en el pasado, y tampoco estás tomando
responsabilidad por elegir lo mejor para vos en este momento. Seguís dándole
poder y energía a ese pasado que te tortura por dentro, a ese sufrimiento que
se recrea una y otra vez, y que estás eligiendo que siga vivo ahora.
Entonces, ahora
podés transformar ese pasado en una lección para ser más, para ir más allá, y
podés comenzar por no seguir usando esa situación para castigarte y
sentirte mal: “Soy tan malo”, “no me merezco”, “no me siento bien conmigo”,
porque con esa energía estás tomando, con esa energía no podés dar.
Y el amor no
es así, el amor crece, el amor da, el amor evoluciona, el amor cambia, eso es
el amor. Lo que queda estático no es el amor, sólo el miedo es el que
permanece congelado en el tiempo.
Y es
interesante porque dentro de las religiones hemos creado estas ideas de
que el sufrir la culpa, la tortura interna, nos acerca a Dios, y es lo opuesto.
Dios es amor, Dios es dicha, Dios es paz, Dios es grandeza, Dios no está
sufriendo, eso no es Dios, ese es un concepto humano de Dios.
Si uno está
siendo el amor, se vuelve abundante, para poder dar y amar y alabar
abundantemente, para dar gratitud en abundancia, de ese modo puede causar
unidad en forma abundante, y eso es Dios, eso es amor.
Y tenés que
ver esa percepción del sufrimiento como algo santo o sagrado.
El
sufrimiento va de la mano con el miedo y del otro lado del miedo está el amor,
está la libertad absoluta.
¿Querés
experimentar esa libertad interna que se refleja en lo externo? Entonces,
alivianá cada vez más ese bagaje que carga con eventos pasados que
resentimos, dejalos ir y en cambio, llená ese lugar de amor y
apreciación, ¿sí? ¡Probá! A ver qué sucede.
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