lunes, 4 de abril de 2016

TRANSFORMANDO LA CORRUPCION EN TRANSPARENCIA. POR ISHA


La propuesta de transformar la corrupción en transparencia tal vez provoque algún tipo de reacción, ya que relacionamos lo corrupto con la política, o con lo que sucede en otros entornos, como los financieros. Pero esto nos involucra a todos y a cada uno.

Me podrás decir que tal y tal son verdaderamente corruptos, que sus acciones están afectando a un número increíble de personas y que las consecuencias  y los daños no se pueden resolver.  Pero, ¿cómo empezó todo? Con la mentira de alguien, con la verdad disfrazada por conveniencia de otro, con la acusación falsa para desviar la atención hacia otro, etc. etc.

¿No hacemos todos, cuando somos pequeños, esto mismo? ¿Acaso no mentimos para no meternos en problemas, u ocultamos la verdad completa, así no nos retan? ¿Acaso no decimos que la culpa fue de nuestra amiguita o nuestro hermano cuando no fue cierto, etc. etc?

¿Acaso  estos comportamientos  no son de extrema inmadurez y falta de integridad, cuando un ser humano adulto, que sabe lo que hace o tiene todas las posibilidades de ser responsable, sigue eligiendo actuar como un niño pequeño asustado de sus mayores?

¿Y la falta de integridad comercial o personal cuando, además de mentir, hacemos algo para perjudicar al otro, teniendo el falso sentimiento de que uno está ganando?

En realidad estas cualidades en la vida adulta no son expresiones de la conciencia, no expanden el amor ni extienden la paz ni la felicidad en nuestras vidas ni en nuestro entorno.  No nos ayudan a crecer ni a evolucionar hacia nuestros aspectos más elevados. Por lo tanto, si es algo tan viejo, tan infantil incluso, y queremos cambiar como individuos, tenemos que dejar de repetir estos patrones, hacernos conscientes de lo que no nos damos cuenta, elegir las opciones más dignas y elevadas en cada momento, romper con la inercia y la comodidad y animarnos a ser lo mejor de nosotros mismos.  Profundicemos un poco más en estos aspectos del amor, la paz, la felicidad para el individuo y para la totalidad.


Podemos ver que cuando, invariablemente, nuestras relaciones y actividades no logran satisfacer nuestras necesidades siempre cambiantes, nos resentimos, y en lugar de dar apreciación, amor y gratitud, estamos constantemente quejándonos por lo que no hay, por lo que falta.

Esto ocurre no solo con nuestra pareja sino con nuestro jefe,  con los compañeros, con los amigos, con los familiares. La raíz de la insatisfacción en cualquier relación se deriva del mismo punto, y es que  no estamos haciendo las cosas de forma incondicional: las estamos haciendo con el fin de recibir la aprobación o la compensación de los otros. En lugar de dar, estamos buscando lo que podemos tomar. 

¿Cómo podemos resolver esto? Invirtiendo nuestra percepción:

Yo soy lo que doy, no lo que tomo.

Cuando me convierto en la fuente de la alegría y el amor, solamente doy en mis interacciones con los demás.  Si comienzo a  dar reconocimiento, si comienzo a apreciar, si me convierto en la fuente del amor y encuentro los logros internos, puliendo mis conductas y actitudes en cada momento, me convierto en un ser alegre y feliz, un ser que inspira a otros a dar más y a crear más. Como consecuencia de ello, me elevo por sobre mi sentimiento de carencia y tengo una sensación de abundancia que quiero compartir con los demás. Así, siempre alegre, doy y doy.

Evaluemos juntos:

¿En qué situaciones o relaciones no me siento apreciado? 

¿Comunico mi sentir con sinceridad? 

¿Enmascaro lo que siento y luego el resentimiento crece por dentro, y la distancia con el otro crece? 

¿Tiendo a criticar primero todo lo nuevo o lo que no conozco? 

¿Hablo de los defectos de los demás sin conectarme con los propios? 

Cuando hay un conflicto, ¿espero siempre que el otro cambie o adivine lo que necesito? 

¿Dejo de hablarles o paso a ignorar a las personas o relaciones con quienes hay desentendimiento o conflicto de algún tipo? 

Si voy más profundo en mi sentir, ¿encuentro tristeza allí? 

Si lloro esa tristeza, ¿qué siento? ¿Abandono, incomprensión, injusticia, rabia, me recuerda a otra situación con otra persona en otro momento, en otro lugar? 

Al darme cuenta de esto y liberarme de ese pasado, ¿puedo construir un nuevo puente de comunicación?

Esto  para que practiques la auto reflexión y observación, favoreciendo los cambios, internos y externos. No te enfoques en lo que te falta: céntrate en lo que puedes dar: dónde puedes apreciar, dónde puedes dar amor. Esto elevará tu ser a un lugar dichoso. 

En nuestro próximo encuentro nos extenderemos un poco más en cómo seguir puliendo estos lugares internos de resentimientos, y que nos llevan, sea ese nuestro deseo  o no, a destruir oportunidades y relaciones en nuestras vidas. Veremos cómo descubrir y transformar en puro amor y posibilidad ilimitada aquel RESENTIMIENTO QUE ENCUBRE EL NO MERECIMIENTO.

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