domingo, 5 de junio de 2011

DE LA QUEJA A LA APRECIACION

Somos tan adictos a sufrir, lo hemos aprendido desde edad tan temprana y está tan impregnado en nuestros hábitos, que automáticamente vivimos enfocados en lo que está mal.
 En realidad sufrimos porque nos enfocamos en lo que está mal. Como sea que lo veas, es lo que compartimos a diario. 

La mayor parte de los seres humanos se sienten infelices. Me sorprende a menudo ver, cuando estoy con personas que no están enfocadas en expandir la conciencia, cómo la queja parece ser uno de los entretenimientos favoritos. El quejarse y culpar a todos por lo que les pasa. Puede tratarse de personas de éxito incluso: bonitas, famosas, pero así y todo, siempre hay algo que está mal y por lo que no pueden ser felices. En realidad no importa ni lo que hagas ni lo que tengas, lo que importa es en lo que te estás enfocando en cada momento, pues eso estás siendo, porque lo elegís y te identificás con eso y creés que eso es lo que sos. 

Las personas se quejan, y al quejarnos al emitir ese lamento resentimos algo una y otra vez , sea con nuestros pensamientos, sea con nuestras palabras. Nos sentimos víctimas, y eso es constante, y no importa adonde uno vaya, siempre hay algo que está mal con el gobierno, o que está mal con el medio ambiente, o con el clima, o con la economía.
Cuando estuve en Suiza, no lo podía creer, ¡allí también se quejaban de la economía! ¡me quedé boquiabierta! Y en Australia también. Y yo les digo: ¡Ustedes no tienen idea de lo que es la experiencia, ni siquiera saben lo que significa ser pobre! Pero es consecuencia de estar enfocados en el no tengo, en lo que necesito, en lo que él no quiere hacer, en cómo me trata mi madre, en lo que ella dijo, en lo que mi novio no hizo, o en el hijo problema, siempre hay algo que falta.
 
Si observamos con detalle, podemos ver que esta actitud es constante, y eso es justamente la dualidad, y mi foco hace que mi experiencia sea un reflejo de esa dualidad y de lo que elijo. Si no me enfoco en las cosas hermosas que suceden, si no me enfoco en el amor, ni me enfoco en apreciar, ni en agradecer, seguiré creando más de lo mismo, pues es lo único que estoy percibiendo. 

Y ¿sabes qué? ¡siempre habrá algo mal!, y eso está garantizado, ¡es así la dualidad!. En la dualidad siempre tiene que haber algo mal, hasta que te transformás en tanto amor que lo único que podés ver es la perfección. Entonces allí la mente dice: ¡eso no es real! Pero no, ¡es la verdad! porque el amor percibe solo la unidad dentro de la dualidad, entonces podés elegir la vibración más alta, que empuja el cambio, que no es pasivo ni indiferente, que se ocupa de las cosas muy profundamente pero no sufre por aquello que percibe como injusto, sino que lo eleva, y es ese el poder del amor. Ese es el poder del amor y cuando te transformás en él, siempre estarás feliz, porque serás la felicidad irradiando a cada paso su experiencia, resonando y recordando a lo que te rodea, esa conexión esencial que yace dentro de cada ser humano. 

Entonces, esta semana, intenta sentir y verte en el acto de quejarte, que requiere mucha energía, y en vez de actuarlo, empieza a encontrar algo que apreciar, y verás qué fácil esto se transforma cuando estás atento a dar.
 
Por Isha


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