martes, 8 de julio de 2014

ME SIENTO SOLO, VACIO COMO ANGUSTIADO. ¿QUÉ HACER?. POR ISHA

Ese sentimiento de soledad que aprieta el corazón, que cierra la garganta, ese vacío, esa angustia, es un estado compartido por muchos y muy generalizado.
Ese sentimiento de soledad que  aprieta el corazón, que cierra la garganta, ese vacío, esa angustia, es un estado compartido por muchos y muy generalizado, cualquiera  sea la causa personal.  La vertiginosa y masiva comunicación  que nos proporciona la tecnología lo hace más evidente aún. Es esa sensación producto de la insatisfacción, como si todo se convirtiera en instantáneo y descartable y nos quedáramos con un “¡¿Y ahora qué?!”  sin encontrar lo que  buscamos,  sintiéndonos víctimas del desamor. Muchas veces experimentamos  este sentimiento aunque estemos rodeados de personas, condicionados por nuestros viejos pesares y las  protecciones que utilizamos para no sufrir. Entonces, ¿qué podemos hacer? Pues el único camino que yo conozco y que realmente llenó ese vacío y eliminó para siempre esa sensación de soledad en mí, fue el conocerme profundamente y expandir el amor-conciencia en mi interior. Es por eso que lo comparto, porque sé que funciona para quien está buscando más.
Es muy difícil para los seres humanos confiar y abrirnos a recibir el amor. En lo profundo, no nos sentimos ni dignos ni merecedores, y aunque no seamos conscientes y digamos que sí, que queremos recibirlo, automáticamente actúan esos patrones y bloqueos de los que hablaba.  Yo siempre sugiero que cada uno elija un camino para llegar a conocerse, a amarse, a abrazarse. Por mi parte yo enseño el mío, lo tienes en un libro si lo quieres, pero cada uno tiene que elegir algo que abra este sendero, esta perspectiva, que apoye este sentir.  Afortunadamente, vivimos en tiempos en que tenemos todo a nuestra disposición, es cuestión de animarse y probar, experimentar. Ese es el punto, que te abras a experimentar lo que te puede acercar a ese maravilloso territorio único y desconocido, para el que no existe más  mapa que el propio sentimiento, y es el camino a uno mismo, al corazón.
Por otro lado, si no podemos recibir, no podemos detectar lo que viene hacia nosotros, aquello que nos quieren dar, hemos cerrado las puertas. Otras veces nos mantenemos aferrados al pasado, nos castigamos por lo que no hicimos, o por lo que hicimos, o por lo que nos salió mal. A veces hemos acumulado tanto resentimiento, que es como una coraza de acero que no nos permite  acercarnos, y entonces sólo existe eso para nosotros: el viejo sentimiento de reproche, de rencor por algo que ya sucedió. Y es así como cerramos las puertas a la vida y a las nuevas experiencias por compartir. Generalmente no nos damos cuenta de que, a los únicos que el resentimiento realmente lastima, es a nosotros mismos.
Estos rumores subterráneos nos quitan fuerzas, nos quitan ganas, y nos hundimos en ellos. Es un enfoque de nuestra mente que repite el pasado, que no nos permite vivir el presente y que no ve el futuro, sólo ve lo mismo que ya fue. Mi intención es compartir una invitación a dejar ir el pasado y abrazar el presente, nuevo, fresco, con inocencia, dicha y amor. Esto es lo que tuve que descubrir yo para salir de mi propio sentimiento de soledad y abandono en el que estaba inmersa, ahogándome en los miedos,  hasta que finalmente toqué fondo, y entonces pude salir. Es bueno tocar fondo, ya que sólo hay una dirección hacia la cual ir, y es saliendo de ahí, haciendo lo opuesto a lo que hemos hecho hasta ahora, y sobre todo, amando ese lugar en el que nos sentimos víctimas tan sólo por vivir. 
Tenemos una tendencia automática que a veces se transforma en adicción: sufrir. Mi invitación es a que descubras algo que está esperando ser despertado en ti, está adentro, en tu corazón, por el solo hecho de que eres humano. Es el amor-conciencia. Cuando expandimos el amor incondicional en nosotros, deshaciéndonos de los miedos y del bagaje que nos agobia y separa, la soledad es un sentimiento que ya no existe. Comienzas a abrirte a recibir, pues te estás diciendo SI a ti mismo, a la vida, estando presente en cada momento con lo que es, en lugar de estar ausente, agobiado por lo que fue y encapsulado por el miedo a que se vuelva a repetir.
La conciencia jamás está sola. Observa a los niños: ellos juegan sólitos, imaginando cosas, sintiéndose completos en cada momento. NO piensan “sería más feliz si tuviera más amigos”, ellos no piensan así. Sólo crean su propia entretención. Todo lo que necesitas está dentro de ti. La conciencia jamás está sola, porque se está amando a si misma, disfruta de si misma y vive completa dentro de ella. Puedes estar en un salón rodeado de cien personas y sentirte solo, porque la verdad es que el estar contigo te resulta insoportable: “No me gusta estar solo, necesito a alguien o algo que me distraiga y me mantenga alejado de mí”. Pero si estás anclado en el amor-conciencia, puedes estar solo pero nunca sentirte solo, puedes elegir estar con alguien, pero en realidad no necesitas de nadie. Aquello que creemos que necesitamos es sólo una idea, porque buscamos afuera, porque nos alejamos de la fuente, porque tenemos el hábito de ver el vaso medio vacío en vez de verlo medio lleno.
¿Qué sucedería - y esta es mi propuesta en este encuentro - qué sucedería si cada vez que sientes que te falta algo y que diriges la mirada hacia afuera  buscándolo, paso seguido no encontrándolo, paso seguido sintiéndote pesado, sin ganas, triste, sin fuerzas, desalentado, o como sea, como si tuvieras un gran bagaje que pesa cada día más, qué sucedería si te enfocaras en apreciar las cositas más pequeñas que te rodean, apreciar, aunque no tenga sentido, la florecita diminuta que casi pisaste y que en su pequeñez goza de una perfección de líneas, de formas, hasta de aroma, que es de maravillarse? ¿Y si aprecias al niño jugando, al perro custodiando su hueso, a la mamá que toma a su pequeñita, a la pareja que camina sosteniéndose en un abrazo como si no existiera nada más en el mundo, a la nube que está por tapar el sol, al sonido del tráfico tan ruidoso que casi podría ser una sinfonía desafinada, y así, todo lo miras con apreciación? Notarías que algo en tu pecho, en lugar de apretarse, se empieza a abrir, y hasta en algún momento, tal vez te encuentres con una sonrisa que se esboza desde adentro hacia afuera.
El apreciar es como decir SI a todo, y tal vez, sólo tal vez, hasta notes que comienzas a emanar ese SI y a atraer la atención de otros que vibran en esa sintonía. Pero sin expectativas, no para conseguir algo, sino para vivir el momento con otro sentimiento, con otro color. Aprecia tu hoy. Y escucha, escúchate profundo adentro y verás cómo la soledad ha quedado atrás y has encontrado ya a tu mejor amigo. Y así, sanando la separación de ti mismo, tampoco te sentirás separado del resto. Cuando el amor está fluyendo desde dentro de ti puedes dar a los otros, y también encontrar lo que estabas buscando en tantas partes y con tantas personas: tu mejor amigo. Estaba todo el tiempo esperándote, estuvo siempre allí, en tu corazón.
Ahora dejo en tus manos esta semillita para que tu corazón la haga brotar. 
Hasta la próxima semana 


No hay comentarios:

Publicar un comentario