jueves, 28 de mayo de 2015

SER LO QUE UNO ES. POR ISHA

Seguro que al leer este título se nos cruza por la mente: “¡Si yo soy lo que soy, ¿qué más voy a ser!?” Pero veamos: ¿Conocemos y realizamos todo nuestro potencial interno? ¿Hacemos realidad todo lo que sentimos? ¿Realmente nos abrimos a recibir lo que merecemos, o nos quedamos resentidos y peleando internamente porque sentimos que no somos reconocidos, que no somos valorados?
 Porque, en realidad, no somos lo que creemos que somos, no somos esa repetición de respuestas y sentimientos aprendidos y grabados, sustentados en nuestras  experiencias vividas en edad temprana. Somos mucho más.  ¿Nos hemos planteado alguna vez descubrirlo? 
Tenemos que preguntarnos si, muy profundamente, vamos obedeciendo,  resignados pasivamente, a esa vocecita  casi inaudible, pero que se siente fuerte, y que dice: “no podés”, “no te merecés”, “no no no no” ¿?????. Si estas preguntas resuenan en algún lugar internamente, ya es hora de descubrir quiénes en realidad somos.

Durante las pasadas semanas nos hemos dedicado a tomar conciencia de viejas reacciones automáticas y de transformar este actuar compulsivo, que responde por inercia,  para  comenzar a crear lo nuevo. Esta semana, y siguiendo este proceso magnífico en este mes dedicado al cambio y vamos viajando hacia nuestro territorio interior, podemos hacernos más conscientes de esos juicios - representados por esas vocecitas internas - que nos frenan, que nos condicionan, que bloquean el florecimiento de nuestro verdadero ser, y descubrir, de ese modo, quién es cada uno en verdad. 
Tal vez ya podemos ver más claramente los miedos, ver que no necesariamente nos tienen que atrapar, que no es un lugar donde debemos caer inevitablemente, y que podemos revertir esa energía y usarla para crecer. Esos miedos,  que ya ni tienen validez en nuestra vida adulta, pero que nos controlan y que, hasta ahora, no nos han permitido cambiar, se transforman en este momento, en una oportunidad para escuchar el gran SÍ que nos empuja a evolucionar.
Cuando éramos muy pequeñitos, ese miedo no existía. Vivíamos en el momento presente, sabiendo que éramos perfectos, experimentando dicha, amándonos.  Luego, algo nos sucedió: es lo que yo llamo la separación inicial.  Ese algo que ocurre en nuestras vidas siendo muy niños y que nos hace perder la conexión con nuestro propio amor. 
A partir de allí, comenzamos a buscar ese amor afuera, ya no más en la fuente interna que hasta ese momento era la forma natural de ser. Toda nuestra atención se va hacia el afuera, porque ahora creemos que hay algo malo con nosotros. Somos muy  sensibles cuando  niños, y comenzamos a culparnos por lo que sea que esté sucediendo, sintiéndonos cada vez más frágiles y perdidos.
Y entonces queremos controlar ese afuera,  asegurarnos de que no desaparezca, porque es eso lo que ahora nos da seguridad. Y es así como, para conservar ese amor externo, aprendemos a manipular, a seducir,  a mentir, a usar máscaras, a decirle al otro lo que el otro quiere escuchar y no lo que realmente nosotros queremos. Y esto nos aleja cada vez más de nosotros mismos y de nuestro propio amor. 
Cuando muy pequeños somos como una pizarra que está muy limpia, aprendemos muy rápido, absorbiendo todo, y empezamos a pensar: “Si hago tal cosa, mami hace aquello”, “si hago esto, papi hace esto otro”. Y seguimos respondiendo igual que con mami y con papi hasta que tenemos 90 años. Seguimos siendo niños, solo que ahora somos niños asustados. 
¿Qué tal si  hacemos una lista de los sentimientos que nos damos cuenta que nos limitan, de las cosas que dejamos de hacer porque esa vocecita interna nos lo impide, de los miedos que tal vez no tengan sentido, pero que nos paralizan?  Solo tenemos que escribir, permitiendo liberar cosas del interior para poderlas ver, con esta intención de introspección y cambio.  Y cuando descubrimos algún comportamiento nuestro, aunque no nos guste, vamos a apreciarlo, no lo vamos a juzgar,  pues hasta ahora no éramos conscientes de él. 
Y en este proceso nos ayudará pensar otra faceta: “Gracias al amor por mi experiencia humana en su perfección”, sumergiéndonos profundo en nuestro hermoso corazón.  Estamos viajando del “no saber quién soy” a la dicha de vivir desde nuestro ser interior. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario