Publicadas por KAI
La misión que tenemos hacia nosotros mismos y hacia todo lo que nos rodea es ser felices experimentando la vida desde un marco de consciencia de Unidad.
Es desde ese punto de amor que atraemos a nuestra vida toda la abundancia y un flujo armonioso de acontecimientos.
La Unidad es percibir la Unión que prevalece entre todos los seres y percibir que somos creados iguales. Que, en un mundo donde pareciera que nada se moviera
en armonía y donde, aparentemente prevalece la injusticia. Realmente, dentro de todos Nosotros habita una chispa de amor que nos impulsa a buscar la felicidad. Debemos percibir esa Unidad y hermanarnos con las personas desde ese punto pues, detrás de toda la aparente diversidad de pensamiento, siempre existe un punto de Unión entre los seres.
La naturaleza de nuestro corazón es el Amor y el compartir. Dar lo mejor de Nosotros mismos en todo momento y sin esperar nada a cambio. Es cuando abrimos ese recinto sagrado en Nuestro Corazón y permitimos que el amor brote como un manantial, que comenzamos a ver el mundo y la realidad de otra manera; de esa forma comenzamos a vivir en Unidad.
Unidad es, Amar sin estar enamorado.
Estar Unidos sin tener dependencia.
Vivir respetando las decisiones de los demás y respetando el camino que eligen para si.
Unidad es percibir a Dios en todo lo que nos rodea.
Seamos capaces de amar al prójimo desde un punto de Unidad. Y desde ese estado de Unidad sentirnos completos y plenos.
El vivir en un estado de Unidad nos permite concienciarnos de la energía que recibimos a cada instante proveniente de Dios; recibimos cantidades enormes de energía, se nos entrega a cada instante la materia prima con la cual nosotros nos encargamos de tejer el entramado de nuestra realidad. El hacernos conscientes de este hecho nos convierte en creadores conscientes y responsables y nos permite movernos con libertad a través de la vida.
Tener consciencia de que, si no nos sentimos plenos con el flujo y forma de nuestra realidad, podemos deshacer nuestra creación y rehacer una nueva. No estamos atados a nadie y a ninguna circunstancia si no lo deseamos, tenemos plena libertad para gobernar nuestra vida siempre.
Nadie es responsable del cumplimiento de nuestros sueños más que Nosotros mismos.
Vivamos en Unidad, sin esperar nada de los demás, sin tener expectativas, en libertad absoluta. Percibiendo la divinidad en Nosotros mismos, pero a su vez, reconociéndola en todas las personas que nos rodean, pues ellos serán siempre el espejo de lo que habita en nuestro interior.
Somos bendecidos en amor y alegría siempre.
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