domingo, 1 de agosto de 2010

ENTREVISTA CON IHALEAKALA HEW LEN - Ph.D. (¿Quién es ese hombre y porqué usa una gorra de béisbol?) Por Cat Saunders

¿Como demostrar gratitud a alguien que le ayudó a ser libre? ¿Cómo demostrar gratitud a
un hombre cuya gentileza de espíritu y “declaraciones” espirituales, alteró completamente el curso de su vida? Ihaleakala Hew Len es la persona que significa todo eso para mí. Como
un hermano de alma que aparece inesperadamente en un momento de necesidad,
Ihaleakalá entró en mi vida en marzo de 1985, un año de grandes cambios para mí. Yo lo
conocí durante un curso llamado Self I-Dentití Through Ho'oponopono4, en el cual él era el conferenciante, junto con la nativa hawaiana y kahuna (“guardián del secreto”) Morrnah
Nalamaku Simeona, ya fallecida.
Para mí, Ihaleakala y Morrnah forman parte del ritmo de la vida. Aunque yo siento un gran
amor por ellos, no consigo verlos como simples personas, porque la forma con que ellos
influencian mi vida viene a través de un vigoroso púlsar, como los sonidos de tambores
africanos en la noche. Recientemente, tuve la honra de ser invitada a entrevistar a
Ihaleakalá por la Foundation of I, Inc. (Freedom of the Cosmos _Libertad del Cosmos_),
organización fundada por Morrnah. Pero mi mayor honra fue saber que él vendría de Hawai
especialmente para encontrarse conmigo.
El Dr. Ihaleakala S. Hew Len es presidente y administrador de la Fundación. Junto con
Morrnah, él viene trabajando con millares de personas hace muchos años, inclusive con
grupos de las Naciones Unidas, UNESCO, Conferencia Internacional por la Paz Mundial,
Conferencia de la Medicina Tradicional Indígena, Sanadores por la Paz en Europa, y de la
Asociación de los Profesores del Estado de Hawai. Tiene también una larga experiencia en
el tratamiento de personas mentalmente enfermas, con criminales enfermos mentales y sus
familias.

Todo su trabajo como educador es impregnado y tiene como soporte el proceso
Ho'oponopono. Ho'oponopono significa simplemente “acertar el paso” o “corregir el error”. De acuerdo con los antiguos hawaianos, el error proviene de pensamientos contaminados por memorias dolorosas acontecidas en el pasado. Ho'oponopono ofrece una forma de liberar la energía de esos pensamientos dolorosos, o errores, los cuales causan desequilibrio y enfermedades.
En el desarrollo del proceso Ho'oponopono, Morrnah fue orientada a incluir las tres partes
del yo, que son la llave para la Auto-Identidad. Esas tres partes, presentes en cada molécula de la realidad, son llamadas Unihipili (niño / subconsciente), Uhane (madre / consciente) y Aumakua (padre / supraconsciente). Cuando esta “familia interna” se encuentra alineada, y la persona está en sintonía con la Divinidad, llega el equilibrio y la vida comienza a fluir. Así, Ho'oponopono auxilia en la restauración del equilibrio, primero en el individuo y después en toda la creación.
Al presentarme este sistema triple, junto con el más poderoso proceso de perdón que yo he conocido (Ho'oponopono), Ihaleakalá y Morrnah me enseñaron lo siguiente: la mejor forma de traer sanación para cada aspecto de mi vida, y para el universo entero, es asumir el
100% de responsabilidad y trabajar conmigo misma. E incluso aprendí con ellos una simple
sabiduría de total auto-cuidado. Como dice Ihaleakalá, en su nota de agradecimiento
después de nuestra entrevista: "Cuide bien de usted. Si hace esto, todos serán
beneficiados”.
Cierta vez, Ihaleakalá se ausentó una tarde entera en medio de un curso del cual yo
participaba, simplemente porque su Unihipili (niño / subconsciente) le pidió ir al hotel y
echarse una larga siesta. Está claro que él asumió su responsabilidad antes de retirarse, y
Morrnah estaba allí para seguir el trabajo. Quedé impresionada con su actitud. Para alguien
como yo, niña de una familia que enseñaba a poner a otros en primer lugar, la acción de
Ihaleakalá fue como mínimo sorprendente y divertida. Él se echó su siesta y nos dio una
lección inolvidable de auto-cuidado.

Cat. Ihaleakalá, cuando lo conocí, en 1985, yo acababa de comenzar a trabajar con
consultas individuales, después de haber sido consejera en agencias durante cuatro años.
Recuerdo que usted dijo: “Toda terapia es una forma de manipulación”. Y yo pensé:
“¡Canastos! ¿Qué es lo que voy a hacer ahora?” Yo sabía que usted tenía razón, y ¡casi
desistí en la idea! Está claro que continué, pero aquella posición suya cambió
completamente mi forma de trabajar con las personas.
Ihaleakala: La manipulación sucede cuando yo (el terapeuta) llegó con la idea de que usted está enfermo y yo voy a trabajar con usted. La cosa es muy diferente cuando creo que usted llegó hasta mí para traerme una oportunidad de mirar lo que está sucediendo conmigo. En este caso no hay manipulación.
Si la terapia estuviese basada en su creencia de que usted está allí para salvar a otro, curar
a otro u orientar a otro, la información que usted trae emerge del intelecto, de la mente
consciente. Pero el intelecto no está habilitado para entender y abordar problemas. ¡El
intelecto no tiene la menor condición de solucionar problemas! Él es incapaz de comprender que, cuando una situación problemática es solucionada por transmutación (como en el caso de Ho’oponopono y otros procesos semejantes), no solo la situación queda resuelta, sino todo lo que estuviese relacionado con ella, comprendiendo niveles microscópicos y extendiéndose hasta el inicio de los tiempos.
Siendo así, pienso que la pregunta mas importante para hacer es: “¿Qué es un problema?”
Si usted hace una pregunta como esta, no hay claridad. Y como no hay claridad ellos
inventan una forma de resolver el problema...

Cat: ...Como si el problema estuviese “ahí fuera”.
Ihaleakala: Sí. Por ejemplo, el otro día recibí una llamada telefónica de una mujer, cuya
madre tenía 92 años. Ella decía: “Mi madre está con un horrible dolor en las caderas desde
hace ya muchas semanas”. Mientras la mujer hablaba conmigo, yo hacía la siguiente
pregunta a la Divinidad: “¿Qué está sucediendo conmigo para haber causado el dolor en
esta señora? ¿Como puedo resolver este problema dentro de mí? Las respuestas vinieron y yo hice lo que me fue solicitado.
Puede ser que una semana después la mujer me llame para decir que su madre está mejor.
Esto no significa que no habrá reincidencia del problema, porque puede haber causas
variadas para aquello que parece ser el mismo problema.

Cat: He acompañado muchos casos de dolencias crónicas y dolores recurrentes. Trabajo
con ellas todo el tiempo, usando Ho’oponopono y otros procesos de clarificación, con el fin de reparar todo el dolos que causé, desde el inicio de los tiempos.
Ihaleakala: Si. La idea es que personas como nosotros estamos justamente trabajando en
profesiones de cura porque ya causamos mucho dolor por ahí.

Cat: ¡Cuanto dolor en esto!
Ihaleakala: ¿No es maravilloso que la gente sepa esto? E incluso ¡atendemos personas que nos pagan por haberles causado problemas!
Yo le dije esto a una mujer en Nueva York, y ella exclamó: “¡Dios mío, si al menos ellos lo
supiesen! Pero, como usted ve, nadie lo sabe. Psicólogos, psiquiatras continúan creyendo
que su función es ayudar a curar a otro.
Vamos a suponer que usted vino a consultarme. Yo pido a la Divinidad: “Por favor, lo que
quiera que esté sucediendo dentro de mí que causó este dolor en Cat, dígame como puedo
corregirlo”. Y después estaré aplicando continuamente la orientación recibida, hasta que su
dolor se vaya, o hasta que usted me pida que pare. Lo importante no es propiamente el
efecto, sino llegar al problema. Esa es la llave.

Cat: Usted no enfoca el resultado porque esto no es de nuestra competencia.
Ihaleakala: Cierto. Nosotros solo podemos hacer la petición.

Cat: Y nosotros tampoco sabemos cuando un determinado dolor o enfermedad se va a
alterar.
Ihaleakala: Pues así es. Digamos que se recomendó a una mujer el tratamiento con cierta
hierba, la cual no está surtiendo efecto. Nuevamente la cuestión es: “¿Qué sucede dentro de mí que hace que esta mujer no reciba los beneficios de la hierba?” Y yo trabajo con eso. Me pongo a limpiar y quedo callado, permitiendo que el proceso de transmutación se opere.
Cuando sucede que usted se apega a su intelecto, el proceso es interrumpido. La cosa más importante a recordar, en el caso en que un trabajo de sanación no surte efecto, es aceptar la posibilidad de que la causa del problema está en errores múltiples, en múltiples cuestiones y memorias dolorosas. ¡Nosotros no sabemos nada! Solo la Divinidad sabe lo que está sucediendo.
El mes pasado, hice una presentación en Dallas. En la conversación con una maestra de
Reiki, le pregunté: “Cuando alguien le viene con un problema, ¿a donde lo busca usted?”
Ella me miró intrigada. Y yo le dije: “En usted. Porque fue usted quien causó el problema, y
su cliente le va a pagar por la cura de un problema ¡que es suyo!”.

Cat: 100% de responsabilidad.
Ihaleakala: 100% de consciencia de que fue usted quien causó el problema. % de
consciencia de que es suya la responsabilidad de corregir el error. ¡Imagine el día en que
todos nosotros fuésemos 100% responsables!
¿Como convenceré a las personas de que nosotros somos % responsables por los
problemas? Si usted quiere resolver una situación problemática, trabájela en sí mismo. Si la
cuestión está ligada a otra persona, pregúntese a sí mismo: “¿Qué hay de errado en mí que
está haciendo que esta persona me incomode?” Además, ¡las personas solo aparecen en su vida para incomodarle! Cuando usted sabe esto, puede superar cualquier situación y
liberarse. Es simple: “Lo siento mucho por todo lo que está sucediendo. ¡Por favor
perdóname!”.

Cat: La verdad es que, usted no necesita decirles esto en voz alta, y tampoco necesita
entender el problema.
Ihaleakala: Ahí está la belleza de todo. Usted no tiene que entender. Es como Internet.
¡Usted no entiende nada de como funciona! Usted solo llega hasta la Divinidad y dice:
“¿Vamos a hacer un download?” La Divinidad entonces proporciona el download y usted
recibe toda la información. Pero, como nosotros no sabemos quien somos, nunca hacemos el download directo de la Luz. Vamos a buscar fuera.
Siempre recuerdo lo que Morrnah decía: “Es un trabajo interno”. Si usted quiere tener éxito, trabaje internamente. ¡Trabaje en usted mismo!”.

Cat: Reconozco que la única cosa que funciona es ser 100% responsable. Pero hubo un
tiempo en que cuestioné esto, porque yo era una persona del tipo super responsable, que
cuidaba de mucha gente. Cuando le escuché hablar sobre el 100% de responsabilidad, no
solo por mí misma, sino por todas las situaciones y problemas, pensé: “¡Un momento!” ¡Eso
es una locura! ¡No necesito que nadie venga a decirme que sea aún mas responsable!” Lo
que sucedió fue que, cuanto mas reflexionaba sobre eso, más fui descubriendo que hay una gran diferencia entre ser celosa en exceso, y ser totalmente responsable por el celo conmigo misma. Lo primero tiene que ver con ser una buena chica, y lo segundo, con ser libre. Me recordó que cuando usted habló sobre la época en que trabajó como psicólogo en el ala de locos criminales en el Hospital Estatal de Hawai. Dijo que cuando comenzó a trabajar allí, había mucha violencia entre los internos y que, después de cuatro años todo quedó en paz.
Ihaleakala: Básicamente, asumí el 100% de responsabilidad. Solo trabajé conmigo mismo.

Cat: ¿Es verdad que, durante todo aquél tiempo, usted no tuvo contacto con ninguno de los internos?
Ihaleakala: Es verdad. Yo solo entraba en el ala para verificar los resultados. Si ellos aún
parecían deprimidos, yo trabajaba un poco más en mí mismo.

Cat: ¿Usted nos podría contar una historia sobre la utilización del Ho'oponopono, con los
llamados, objetivos inanimados?
Ihaleakala: Cierta vez, yo estaba en un auditorio, preparándome para dar una conferencia, y conversaba con las butacas. Entonces, pregunté: “¿Hay alguien ahí que yo haya olvidado? ¿A alguien entre ustedes le gustaría exponer algún problema que exija cuidado por mi parte?” Una de las butacas respondió: “¡Sabe, hoy en un seminario anterior, había una persona sentada sobre mí, que tenía problemas financieros, y ahora estoy muerta!”. Traté de limpiar aquél problema y luego pude ver a la butaca enderezándose y diciendo: “¡Ok! ¡Estoy preparada para acomodar al próximo!”.
En verdad, lo que yo intento hacer es enseñar a la sala. Acostumbro a decir a la sala, y todo
lo que hay en ella: “¿Ustedes quieren aprender el Ho'oponopono? ¡Al fin y al cabo!, yo me
iré en breve, y ¿no sería óptimo si ustedes pudiesen hacer ese trabajo ustedes mismos?”.
Algunos responden sí, otros responden no, y hay aquellos que dicen: “¡Estoy muy cansado!”.
Entonces, pregunto a la Divinidad: “Para aquellos que dicen que quieren aprender ¿como
puedo enseñarlos?” En la mayoría de las veces, la respuesta es: “Deja el libro azul (‘Self
Identity Through Ho'oponopono’) con ellos”. Y es lo que hago. Mientras estoy hablando, dejo el libro azul sobre alguna silla o mesa. ¡No acostumbramos a creer que las mesas están allí, quietas y atentas a todo lo que está ocurriendo a su alrededor!
Ho’oponopono, es muy simple. Para los antiguos hawaianos, todos los problemas
comienzan con el pensamiento. Pero el problema no está en el simple pensar. El problema
ocurre cuando nuestros pensamientos están impregnados de memorias dolorosas respecto de personas, lugares o cosas.
El trabajo intelectual por sí solo no es capaz de resolver estos problemas, porque la función
del intelecto es apenas de administrar. Y no es administrando las cosas como se resuelven
problemas. ¡Usted quiere librarse de ellos! Cuando usted hace Ho’oponopono, lo que
sucede es que la Divinidad coge los pensamientos dolorosos y los neutraliza o los purifica.
No se trata de neutralizar o purificar a la persona, lugar o cosa. Usted neutraliza la energía
que usted asocia con aquella persona, lugar o cosa. Por tanto, la primera práctica del
Ho’oponopono es la purificación de la energía.
Entonces, he aquí que algo maravilloso sucede. La energía no es solamente neutralizada;
ella es también liberada, el resultado es una pizarra totalmente nueva. Lo que los Budistas
llaman como “el Vacío”. El último paso es permitir que la Divinidad entre y llene el Vacío con
Luz.
Para hacer Ho’oponopono, usted no necesita saber cual es propiamente el problema o el
error. Usted solo tiene que darse cuenta de que está teniendo un problema, sea físico,
mental, emocional o cualquier otro. Después que usted lo perciba, es su responsabilidad
comenzar inmediatamente la limpieza, diciendo: “Lo siento. Por favor, Perdóname”
Cat: Quiere decir que la verdadera función del intelecto no es resolver problemas, sino pedir
perdón.
Ihaleakala: Si. Yo tengo dos tareas en este mundo. La primera es, antes de cualquier otra
cosa, cuidar de la limpieza. Y la segunda es despertar a las personas que están
adormecidas. ¡Casi todo el mundo está adormecido! ¡Pero la única manera de hacerlas
despertar es trabajando conmigo mismo! Esta entrevista sirve de ejemplo. Durante las
semanas que precedieron a nuestro encuentro, estuve haciendo el trabajo de clarificación,
de modo que, cuando nos encontrásemos, fuésemos como dos lagos juntando sus aguas.
Ellos se unen y siguen al frente. Solo esto.

Cat: ¡En estos diez años que hago entrevistas, esta fue la primera vez que no me preparé!
Siempre que intentaba hacerlo, mi Unihipilli decía que yo debía solo venir y esta con usted.
Mi intelecto hizo de todo para convencerme de que yo tenía que prepararme, pero yo no lo
escuché.

Ihaleakala: ¡Mejor para usted! El Unihipilli, a veces, es muy divertido. Cierto día, yo iba
bajando por una calle en Hawai. Cuando me preparaba para coger una desviación a la
derecha, por donde yo siempre pasaba, escuché la voz melodiosa de mi Unihipilli: “Si yo
fuese usted, yo no iría por ahí” Y yo pensé: “Pero la gente siempre va por ahí” Y continué mi camino. Unos cincuenta metros alante, escuché de nuevo: “¡Eh! Si yo fuese usted, no bajaría por ahí” Segunda oportunidad. “pero la gente siempre va por ahí”.
En ese momento, nuestra conversación ya era en voz alta y las personas de los coches
próximos me miraban creyéndome loco. Anduve 25 metros mas, y escuché un estruendoso:
“Si yo fuese usted, no bajaría por ahí” Bajé, y acabé estando parado unas dos horas y
media. Por causa de un enorme accidente, estaba todo congestionado. No se podía ir ni
para alante ni para atrás. Ahí, escuché a mi Unihipilli decir: “¡¿No te lo dije?!” Y él se quedó
sin hablar conmigo un tiempo. Y con razón. ¿Porque hablar conmigo si yo no lo escuchaba?
Recuerdo una vez, cuando me preparaba para ir a la televisión a hablar sobre
Ho’oponopono. Mis hijos me miraban y dijeron: “Padre, sabemos que usted va a salir en la
TV. ¡Póngase unos calcetines que combinen! Ellos no se preocuparon con lo que yo
hablaría. Ellos solo estaban preocupados con mis calcetines. ¿Ve usted como los niños
saben lo que es realmente importante en la vida?

Esta entrevista fue originalmente publicada por
The New Times

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