Un ciempiés andaba muy contento hasta que una rana divertida le preguntó: ¿Cuál pata sigue a cuál?. Y la mente del ciempiés quedó tan confundida que en la zanja se detuvo sin saber cómo volver a andar. Desconozco el autor.
Las dudas, las preguntas, los interrogantes son parte del todo que nos ha traído hasta donde estamos, eso lo tenemos claro. Pero también son información que la mayoría de las veces hay que borrar. Si lees bien la analogía del ciempiés que cito en el primer párrafo puedes darte cuenta de que su naturaleza (del ciempiés) le permite caminar libremente porque jamás se detiene a pensar en cómo lo hace o en por qué lo hace. Sólo continúa caminando. Pero en cuanto la rana divertida le pregunta cuál pata sigue a cuál, él comienza a buscar en sus datos, en la información que trae grabada en su conciencia y es esa búsqueda la que lo detiene en la zanja sin saber cómo volver a caminar.
Cada vez que te formulas una pregunta estás consultando (sin saberlo), tus registros o memorias, las cuales aunque benditas, son la causa principal de las interpretaciones erróneas que cada ser humano tiene de la vida. Es probable que en ocasiones una pregunta sea la mejor forma de llegar al otro lado, y aunque se llegue al otro lado, también tendremos que dejar ese nuevo lado para continuar existiendo, para continuar siendo. La existencia es la recepción continua de instantes nuevos así como su liberación y es por eso que no podemos quedarnos con nada. Es preciso que todo tenga que partir para poder darle la bienvenida a cada momento y que cada episodio de la obra de la vida sea vivido con calidad.
Si tienes preguntas o dudas, déjalas partir. Deja que se vayan y ama tus procesos. Sólo así podrás escuchar la voz de tu Divinidad, que te responderá lo que necesites saber de múltiples, diversas y sorprendentes maneras.
Sonríe, sé feliz ahora y si no puedes lograrlo celébralo también. Gracias por leerme.
Vivi Cervera, Boletín lunes 28 de marzo 2011.
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